por John Katzenbach
Megan y Duncan Richards son gente normal. Él es banquero; ella, agente inmobiliaria. Tienen dos hijas adolescentes y un hijo. Viven en una casa preciosa. Todo indica que sus días de activistas políticos, allá por 1968, han quedado muy atrás. Después de todo, cualquiera que fuera joven en aquella época tiene un pasado activista.
Pero Megan y Duncan son distintos. Ellos fueron un poco más lejos. Empujados por una hermosa mujer que se hacía llamar Tania y que dirigía un grupo radical llamado Brigada Fénix, tomaron parte en un robo que, según Tania, sería sencillo y sin derramamiento de sangre, pero no fue así. Desde entonces han pasado 18 años.
Y ahora, cuando los Richards disfrutan de su tranquilidad familiar, Tania está a punto de salir de la cárcel. Lleva 18 años planeando cómo vengarse de las dos personas a las que culpa de lo que ocurrió aquel día. Su venganza será dulce, será perversa. Empezará por su hijo…
Todo comienza cuando un día abuelo y nieto son secuestrados por Tania y está se pone en contacto con la familia para hacerles saber que ella está detrás de todo esto y que deberán pagar por lo que le hicieron en 1968.
De todas las novelas de Katzenbach esta es la que me ha parecido más “ligera”; Tania, la villana del cuento, no termina siendo la psicópata que yo hubiese esperado tras estar 18 años en la cárcel planeando su venganza.
Aunque la trama a veces es lenta, en un momento sin aviso te atrapa y lo hace tan bien que comienzas a devorar las páginas; para mi las novelas de Katzenbach siempre se han caracterizado por tener esos picos de emoción.

Conclusiones de Un Asunto Pendiente
Una excelente novela para comenzar en el mundo de los thrillers, no es pesada con la trama, te permite llevar la historia al hilo en cada capítulo; incluso cuando el autor incluye los flashbacks.
Lo unico no tan bueno es que no hay tanto suspenso como en sus otras novelas y el final era un poquito predecible.
“Nunca hay que anticiparse al resultado, porque entonces no verán el verdadero significado de lo que ocurre y no podrán percibir la emoción de lo inesperado.”